Sobre la «neodemocracia» o «neodictadura»
12/2013
Filosofando sobre política, una nueva ocurrencia: neodemocracia o neodictadura democrática.
Es un sistema democrático liberal, gobernado por un partido político con tintes de intolerancia activa que es sustentado por una mayoría ferviente a su ideología, y que ha alcanzado el poder de forma democrática.
Supongamos un partido neodemocrático, aquel cuyos dos objetivos estratégicos son: la instauración de su ideología en una sociedad democrática, y la pervivencia del partido continuadamente en el poder a toda costa. La primera, cumpliendo con la legalidad vigente del propio sistema democrático, y la segunda, considerando la política como un fin en sí mismo y no como un medio para lograr el bienestar y el desarrollo individual y social.
El gran objetivo del partido neodemocrático es: del total de ciudadanos con derecho a voto, conseguir alrededor de un veinticinco por cien de votantes cautivos incondicionales a los valores y creencias esenciales del partido, porque con éste porcentaje puede alcanzarse fácilmente la mayoría absoluta, o casi absoluta en unas elecciones donde generalmente no votan todos los convocados, y por ende, conseguir el poder cuasi totalitario en una sociedad democrática.
Habrían al menos tres líneas maestras de acción en paralelo: filosófica, psicológica y social.
En la filosófica cabrían cuatro estrategias básicas:
Crear y manipular sistemáticamente los hechos para imponer la verdad del partido, su verdad, tomando como referente la tesis de Foucault de que el poder crea y manipula la verdad, y la tesis de las interpretaciones múltiples de Nietzsche: no hay hechos reales, sólo hay interpretaciones de los hechos.
Atenuar las capacidades racionales de análisis y crítica mediante el discurso persuasivo sistemático y repetitivo, así como la del razonamiento lógico mediante la anulación de la percepción del principio lógico de no-contradicción, utilizando discursos y mensajes deliberadamente contradictorios, verdaderos y falaces, ya sea a través del mismo político, o repartido entre varios.
Crear sugestiones profundas cognitivas de carácter abstracto para manipular y dirigir la dirección de conciencia y la voluntad individual. La creación de modelos o marcos de pensamiento se basa en la repetición sistemática de ideas y creencias, tomando en consideración que las decisiones y voluntades del votante, en general, son de caracter determinista emocional o irreflexiva, y no, de caracter racional, reflexiva, o analíticamente argumentada.
Imponer la moral del partido, la obediencia incondicional a sus normas y fomentar la intolerancia activa a creencias no semejantes a la propia, es decir, imponer su ética de máximos o su ideal de felicidad.
En la psicológica tres:
Fomentar activamente el desánimo, la desmoralización y la resignación ante su poder, rechazando sistemáticamente las críticas, manifestaciones, amenazas o sugerencias de organizaciones o personas no afines al partido neodemocrático, aunque éstas pudieran ser aceptables, incluso pertinentes y favorables para los intereses del mismo. Se refutarían en clave de ostentación de poder, o mediante razones, ya sean argumentadas lógicamente, ya sean mediante todo tipo de falacias, preferentemente las ad-hominem.
Fomentar el desencanto por la política para aumentar la abstención en las elecciones, buscando siempre la mejor operativa para lograr la máxima abstención que siempre les beneficia. De esta manera, con los votos cautivos asegurados a modo de gran secta política que tiene inculcada el sentido del deber de acudir a las urnas, pueden obtener la mayoría absoluta si logran una abstención relevante. Tácticamente, el mensaje falaz a la cautividad, perdón, a la sociedad, sería acudir masivamente a votar.
Fomentar la estrategia de pertenencia a un grupo, al suyo, respaldando siempre en primera instancia cualquier tipo de acción o inacción de los miembros del partido, sobre todos los más relevantes y conocidos.
En la social cuatro:
Racionalidad instrumental: crear, captar y apoyar alianzas con organizaciones y personas con poder de influencia mediática, financiera, moral, o coercitiva de cualquier tipo, siempre que sea legal o alegal, y siempre que defiendan creencias afines al partido a corto, medio o largo plazo y puedan ser estrategicamente útiles.
Estrategia de que la victoria electoral lo justifica todo: la masa se olvida fácilmente de las mentiras del pasado, tanto cercanas como lejanas, porque estas se purifican en la victoria, repito, en la victoria, porque la victoria política purifica la historia y los medios para conseguirla.
Desprestigiar sistemáticamente a los partidos políticos, organizaciones y personas no útiles a sus objetivos, los cuales deberán ser percibidos y tratados siempre y en cualquier circunstancia como enemigos a derrotar y aniquilar en sus creencias y convicciones políticas, económicas o morales.
Situar a las personas y organizaciones afines al partido en todas las instancias de máximo poder, ya sea éste el judicial, cultural, científico, o de cualquier índole.
Para llevar a cabo los objetivos del partido neodemocrático será necesario disponer de un equipo multidisciplinar que diseñe, dirija y aplique las acciones operativas y tácticas. Estará formado por filósofos, psicólogos, sociólogos, neurocientíficos, antropólogos, especialistas en comunicaciones, marketing y política. Este equipo estudiará, definirá y comunicará adecuadamente los valores y creencias idóneos para construir las sugestiones profundas cognitivas de los votantes, es decir, los modelos o marcos de pensamiento inconsciente de los individuos, así como qué partido o partidos son el enemigo a derrotar. Se seguirá siempre la máxima de: «al enemigo ni agua». En caso de no encontrar enemigo se ideará uno real o ficticio.
Los miembros del equipo deberán estar comprometidos firmemente con los fines ideológicos del partido, el cual les proporcionará todos los medios tecnológicos necesarios para llevar a cabo los fines establecidos. Se podrá cooperar táctica y provisionalmente con partidos de talante verdaderamente democrático, con el fin de debilitarlos o engullirlos. Las decisiones operativas y tácticas del equipo deberán ser siempre aceptadas y cumplidas por los cargos políticos del partido.
Otra noche seguiré desarrollando la cosa, pero advertiré que, si los partidos netamente democráticos no utilizan contramedidas firmes frente a los partidos neodemocráticos, y además, no llegan a reconocer que son tratados como enemigos en lugar de como rivales políticos, entonces verán muy mermadas sus posibilidades de llegar a gobernar. Visto y no visto lo anterior, creo que convendría limitar juridicamente las mayorias absolutas en todas las instituciones legislativas.
(Como ampliación, recomiendo leer mi, «Neuromentira en la política: «neuropseudos»» y la reflexión sobre «No hay hechos, hay interpretaciones»)
Bona nit, i bona sort.
22/09/2013